MNGR – Nicaragua

Posición del VI Encuentro nacional

MNGR_invitación_11_120615Durante los días jueves 11 y viernes 12 de junio de 2015 un poco más de un centenar de líderes y lideresas provenientes diferentes municipios se han reunido para abordar la agenda de crisis climática, y asuntos asociados a ésta. La sesión de trabajo se llevó a cabo bajo la convocatoria del VI Encuentro nacional: ¡Nicaragua vulnerable, unida por la vida!. Se analizó lo relacionado a los desafíos de la denominada agenda post año 2015, el Mecanismo internacional de Varsovia sobre pérdidas y daños relacionados al cambio climático, las tareas que entraña el proceso de adaptación, entre otros asuntos.

Para concluir el VI Encuentro nacional, y como parte de las acciones de preparación previo al VI Encuentro regional: ¡Centroamérica vulnerable, unida por la vida!, que4 se desarrollará los días jueves 25 y viernes 26 de junio, en San Salvador, El Salvador, se adoptó una Declaración. El texto del Documento de posición del VI Encuentro nacional afirma:

 Documento de posición

VI Encuentro nacional:

Nicaragua vulnerable unida por la vida

Managua, Nicaragua. Viernes 12 de junio de 2015

Nicaragua a nivel global es uno de los países centroamericanos que presenta el mayor nivel de riesgos al impacto de eventos climáticos extremos, asociados a la variabilidad climática y al calentamiento global provocándole forma recurrente pérdidas sociales, ambientales y económicas, poniendo en peligro las oportunidades de desarrollo de las comunidades más vulnerables y constituyéndose en una demanda histórica para que los países responsables asuman la deuda ecológica y los principios de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático (CMNUCC).

Durante 6 años hemos alertado a los gobiernos locales, autoridades regionales, nacionales y ciudadanía del país, sobre la gravedad de la crisis climática. 2015 nos plantea el desafío de evaluar nuestros logros a nivel nacional, a la luz de los compromisos y avances obtenidos en relación a los 20 años de negociaciones internacionales, lo cual deberá realizarse mediante procesos democráticos e inclusivos que nos permita juntar las distintas expresiones de pensamiento en la búsqueda de soluciones, urgentes, comunes y oportunas.

En el contexto de la Agenda Post 2015, nuestro país debe ser beligerante en establecer sus prioridades en los siguientes temas:

  1. Marco de Sendai para la Reducción de Riesgos de Desastres 2015-2030.

Demandar la implementación del Marco de Sendai para la Reducción de Riesgos de Desastres post 2015 inclusivo, otorgando atención priorizada a las personas más vulnerables por cuestiones de género, generacional, cosmovisión, multiculturalidad y discapacidad desde los instrumentos de gestión pública, con énfasis en adaptación al cambio climático y el desarrollo sostenible en general, estableciendo un mecanismo de auditoría social y ambiental que fiscalice la correcta administración presupuestaria y el cumplimiento de lineamientos nacionales.

  1. Objetivos de Desarrollo Sostenibles (2015-2030):

La planificación y gestión territorial enfocado en recursos hídricos y poblacional garantizando el acceso a agua segura como una acción fundamental para reducir los factores de riesgo y vulnerabilidad, en este sentido evaluar y divulgar el nivel de cumplimiento de lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo Humano es fundamental para acordar las nuevas estrategias vinculadas al logro del desarrollo sostenible, lo cual debe ser complementado por un proceso de auditoría social, con énfasis en los siguientes temas:

  1. Cambio Climático: declaración de Centroamérica como una región altamente vulnerable a los efectos del cambio climático; promocionando las acciones de adaptación con énfasis en el corredor seco centroamericano.
  2. Bienes Hídricos (Agua y Saneamiento): fomento a la gestión comunitaria para la protección, uso racional, responsable y protección ante fenómenos climáticos extremos, priorizando el derecho humano al agua,.
  3. Seguridad y Soberanía Alimentaria: rechazo a la introducción y uso de transgénicos, agro-tóxicos. Incremento a niveles de resiliencia en medios de vida para lograr la efectiva soberanía y seguridad alimentaria y nutricional.  
  4. Gestión de Riesgos de Desastres: fortaleciendo las capacidades humanas y comunitarios en concordancia con su cosmovisión. Impulsar mecanismos de cuantificación de pérdidas y daños para la recuperación de nuestras sociedades.
  5. Biodiversidad Biológica: fomentar la institucionalidad de un marco jurídico regional que proteja nuestra diversidad biológica, impulsando campañas de reforestación y recuperación de ecosistemas degradados.
  6. Industrias Extractivas: fomento de un modelo de desarrollo bajo en carbono a partir del cambio de matriz energética, regular las actividades mineras a pequeña escala y cuantificar las emisiones GEI de dichas actividades.
  7. Nuevo acuerdo global para reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI):

Promover la adopción de un instrumento internacional para el nuevo régimen climático global que sea legalmente vinculante, y que establezca claramente compromisos basados en las capacidades y responsabilidades comunes pero diferenciadas, estableciendo reducciones obligatorias de emisiones a las economías de países desarrollados y emergentes.

Evaluación y actualización de la Estrategia Nacional del Ambiente y Cambio Climático (ENACC) y la construcción consensuada del Plan Nacional de Adaptación ante el Cambio Climático (PNACC) cumpliendo con los compromisos que como país hemos asumido en la Convención Marco de Naciones Unidad ante el Cambio Climático (CMNUCC), considerando los instrumentos municipales, departamentales y de las regiones de la Costa Caribe que sobre la materia hayan sido elaborados.

Promover métodos, técnicas y financiamientos para la adopción de economías bajas en carbono en actividades productivas sensibles para la economía nacional. Para nuestro país es fundamental actualizar su Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (INGEI), principalmente considerando las contribuciones reales de las actividades industriales extractivistas, monocultivos y megaproyectos, así como los otros sectores tradicionales de análisis (cambio de uso del suelo, desechos sólidos, entre otros), como punto de partida para la construcción de la Estrategia Nacional de Deforestación Evitada (ENDE) y el Plan Nacional de Adaptación ante el Cambio Climático.

  1. Pérdidas y Daños:

Construir métodos y promover ejercicios de evaluación de pérdidas y daños provocados por fenómenos naturales que son ahora más intensos y recurrentes por motivos del calentamiento global y que no tienen antecedentes documentales veraces, específicos basados en monitoreos climáticos anteriores. Es clave asegurar que las acciones de evaluación estén relacionadas con las estrategias de país, para establecer los posicionamientos nacionales y regionales en el marco de las negociaciones internacionales sobre el clima. 

Es fundamental la construcción de una propuesta conceptual y un mecanismo que permita cuantificar de forma objetiva y transparente las pérdidas en medios de vida y ambiente, con especial énfasis en el recurso hídrico, para lograr retribuir económicamente a aquellas comunidades urbanas o rurales cuyas posibilidades de adaptación ya se encuentran en el límite de sus capacidades, considerando:

  • Construcción de una conceptualización y un mecanismo para pérdidas y daños. La compensación puede ser económica, material, tecnológica y deben orientarse al sector productivo, social, cultural, ecológico, genético y pérdidas humanas.
  • Sistematizar y reconstruir la memoria histórica de los principales eventos que han ocasionado pérdidas y daños en nuestro país, identificando alternativas en cuyos territorios la vulnerabilidad acumulada dificulta el desarrollo sostenible.
  • Identificar y diferenciar pérdidas y daños por efectos del cambio climático y otras de origen antrópico, de modo que se puedan diferenciar mecanismos de compensación a nivel nacional e internacional.
  • Negociar financiamientos sin condiciones, pensando en el bien común de la sociedad nicaragüense. Se debe velar por la transparencia y rendición de cuenta en la utilización de esos recursos económicos.
  1. Financiamiento:

Proponemos el establecimiento de un aporte público equivalente al 6% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países del Anexo I, el cual debe ser adicional al 0.7% de la ayuda oficial de acuerdo a los compromisos del Foro Mundial para el Financiamiento al Desarrollo, considerando que estos recursos no pueden, ni deben ser condicionados, ni generar deuda interna o externa, ni ligados a crédito alguno. 

Nuestro país también deberá definir mecanismos internos para promover estrategias institucionalizadas de financiamiento público y privado, que garanticen que las políticas, planes y estrategias cuenten con presupuesto para financiar la acción climática local, con énfasis en la adaptación del sector hídrico, adicionalmente deben crearse fuentes de financiamiento nuevas, accesible y distribución equitativa, innovadoras y cargas impositivas a actividades económicas a gran escala, Ej.: ley de cánones por vertido y aprovechamiento de los recursos naturales (agua, suelo, bosque y aire), normar la responsabilidad social empresarial incluyendo la contabilidad y externalización de los costos de producción.

  1. Gestión del Conocimiento:

Los efectos del cambio climático impactan cada vez más recurrentes e intensos y los de evolución lenta; nuestra región, aun debe mejorar sus mecanismos de pronósticos y respuesta, pero principalmente el monitoreo climático y los posteriores ejercicios de modelación climática, así como nuevos estudios e investigaciones que pongan a disposición de la población, conocimientos y habilidades que permitan comprender con mayor facilidad, el impacto de la variabilidad y el cambio climático en cada región del país, en especial las asociadas a los recursos hídricos, con la participación de la mujer en la producción a pequeña escala. 

Los pueblos indígenas y afro descendientes juegan un rol fundamental por su conocimiento ancestral, cosmovisión y espiritualidad para la producción de alimentos con respeto a la madre naturaleza. Son prioritarias las iniciativas que rescaten e incorporen dichos conocimientos y saberes en las estrategias de adaptación al cambio climático, en correspondencia con el derecho al consentimiento previo, libre e informado, promoviendo:

  • Fortalecimiento de la gestión del conocimiento acerca de nuevas tecnologías que viabilicen mejores y mayores rendimientos productivos, considerando los conocimientos ancestrales y científicos en rubros sensibles para la seguridad y soberanía alimentaria.
  • Promoción y adopción de tecnologías propias que favorezcan la captación y retención de agua de lluvia para prepararse ante eventos prolongados de sequía y la generación de energía limpia a través de fuentes renovables de pequeña escala.
  1. Adaptación:

Privilegiar procesos de planificación adaptativa a todos los niveles; planes locales, municipales, regionales y nacionales ante el cambio climático, los cuales deben contar con el liderazgo de los gobiernos y una amplia participación social, creando comisiones con carácter amplio e inclusivo (liderazgo comunitario, pueblos indígenas y otros sectores importantes), para la construcción de dichos instrumentos. 

En este sentido, es fundamental evaluar los logros y dificultades de la Estrategia Nacional del Ambiente y Cambio Climático (ENACC, 2010-2015), como base para la formulación de una Ley Nacional de Cambio Climático, institucionalizando los procesos de planificación y el financiamiento de dichas acciones en función de las prioridades nacionales y territoriales de cada región del país, sistematizando y considerando los esfuerzos ya existentes, haciendo énfasis en los siguientes aspectos:

  • Establecimiento de mecanismos de planificación adaptativa en las políticas y normativas nacionales y locales.
  • Empoderamiento de la sociedad en materia de adaptación, a través de mecanismos de auditoría social basados en Principios Conjuntos para la Adaptación.
  • Promoción de mecanismos locales de retención y captura de carbono voluntario, conservación y preservación de bosques, humedales y ecosistemas costeros.
  • Generación de comunidades resilientes ante los fenómenos climáticos, a partir de la reducción de riesgos físicos, sociales y económicos.
  • Mantener y ampliar los ecosistemas que brindan un soporte y protección a las poblaciones vulnerables, conservando el material genético autóctono. 

Finalmente, ratificamos nuestro compromiso para el establecimiento de alianzas estratégicas a nivel local, nacional e internacional, para construir paradigmas de bienestar que sean coherentes con los retos que plantea el cambio climático, la lucha por la superación de la pobreza e inequidad, para lo cual estamos invitados todos y todas, articulados a nivel nacional e internacional (redes de iglesias y organizaciones basadas en la Fe, así como: otras alianzas, mesas de concertación, coaliciones, asociaciones, grupos, foros, movimientos, universidades, centros de investigación y ciencias, entre otros).

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *