La pandemia del Covid 19 es la crisis de salud global que define nuestro tiempo y el mayor desafío que hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial.
A casi cuatro meses después de que el 11 de marzo fuese declarada una pandemia, la comunidad médica en todo el mundo ha empezado a reportar síntomas post COVID-19: Muchos de los pacientes que han sobrevivido a la infección por el virus no se encuentran del todo restablecidos: cansancio extremo, pérdida de masa muscular, tos, trastornos del sueño, alopecia y ganas de llorar son padecimientos frecuentes en las unidades de atención médica pos Covid-19.
Los virólogos y los especialistas en enfermedades infecciosas dicen que no entienden completamente las posibles implicaciones a largo plazo para la salud del COVID-19.
“Todavía no sabemos, porque todavía estamos en una etapa temprana de esta infección, qué puede suceder en los sobrevivientes de esta infección”, dijo David Heymann, un especialista en enfermedades infecciosas, la semana pasada durante una sesión informativa en Chatham House, una organización sin fines de lucro británica.
Agrega: “pero parece que algunos han tenido reacciones continuas en los pulmones, que los mantiene sin aliento, y esperamos que esto se resuelva, pero todavía no sabemos si lo harán”.
Investigadores médicos dicen que algunas pistas sobre las implicaciones a largo plazo para la salud se pueden obtener de los estudios de seguimiento en Hong Kong en otros dos coronavirus, SARS y MERS-CoV.
Un estudio sobre los efectos a largo plazo del SARS mostró que el 50 por ciento de los sobrevivientes tenían una capacidad física muy reducida dos años después en comparación con aquellos que nunca se infectaron. Y solo el 78 por ciento de los pacientes con SARS pudieron regresar a trabajar un año después de la infección.
Incluso después de la pandemia, es probable que los pacientes post-COVID sigan ejerciendo presión sobre los sistemas de salud pública, lo que requiere una expansión de la rehabilitación especializada.
Sin embargo, el Covid 19, no solo afecta físicamente a las personas que lo contraen, también lo hace a nivel psicológico.
Para poder evaluar cómo ha afectado a nivel psicológico el confinamiento, al que muchos países han sometido a sus habitantes, un grupo de 80 investigadores internacionales de más de 40 universidades de todo el mundo, han puesto en marcha un estudio de investigación llamado PSY-COVID, cuyo objetivo es el conocer los efectos psicosociales de la pandemia y mejorar la prevención de su contagio ante futuros rebrotes. Y supone un esfuerzo de colaboración científica extraordinario, como corresponde a una situación extraordinaria como la que estamos enfrentando como humanidad.
Un primer análisis de los resultados de dicho estudio, ha arrojado que aproximadamente el 35% de la población española estaría en riesgo de sufrir o habría presentado síntomas de ansiedad o depresión, siendo las mujeres y las personas más jóvenes las más afectadas.
Con PSY-COVID, se pretende crear una base de datos mundial sobre los efectos psicológicos y el comportamiento de las personas durante la pandemia. Y lo que es más importante: una vez elaborada, esa base de datos será puesta a disposición de toda la comunidad científica y de las autoridades sanitarias. El fin no es otro que facilitar un mejor foco de intervención y acompañamiento, tanto a la población en general como grupos de riesgo, ante futuras crisis similares en cualquier lugar del mundo.
Investigaciones de esta categoría y de acceso libre, permitirían a investigadores y autoridades sanitarias de todo el mundo, contar con una herramienta que facilite el análisis con una métrica común internacional, los efectos psicológicos de aplicar medidas de restricción de movilidad.
Algo de lo que debemos ser conscientes es de que afrontamos una nueva realidad; esto no es una carrera de velocidad sino un maratón y una vez se levanten las medidas restrictivas podría haber un segundo o un tercer pico de casos, lo cual genera un estrés que afecta a la población a nivel mundial.
En este contexto no es extraño que la población centroamericana incluyendo la nicaragüense, también sufra un incremento de estrés, ya que el Covid 19 es capaz de afectar a todos los seres humanos, especialmente a aquellos que requieren de mayores medidas de prevención, como los adultos mayores, niños y personas con enfermedades crónicas.
Los especialistas recomiendan acciones preventivas para preservar la salud mental, entre otras las siguientes:
- Hacer uso racional de la internet para no ser parte de la dependencia tecnológica porque esto provoca sobreinformación cuyo contenido puede ser perjudicial, por lo tanto, es importante informarse a través de fuentes confiables que permitan conocer la verdadera situación, tomando en cuenta que en el hogar se intercambian opiniones y comentarios que pueden contribuir al bienestar emocional de la familia.
- Dormir lo correspondiente a la etapa del desarrollo de cada ser humano, es decir, según la edad; de igual manera, mantener el horario acostumbrado de cada día. El sueño debe fortalecerse o apoyarse con los ejercicios de respiración natural y un ambiente de relajación, creando las condiciones en el cuarto a través de la música instrumental, la cual beneficia de manera positiva las ondas cerebrales.
- Reconocer y aceptar los sentimientos y emociones, de manera que se puedan canalizar mediante el diálogo con otras personas a fin de generar bienestar físico y mental. Asimismo, es bueno reforzar la espiritualidad, retomar la reflexión y la oración.
- Dedicar tiempo a la familia, realizar actividades productivas en el hogar, en el trabajo, la escuela, etc. calendarizando y tomando horarios.
- Comer de forma saludable, hacer ejercicio físico y evitar la ingesta desmedida de comida y alimentos chatarra. Los alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibras, mejoran el desempeño y fortalecen el sistema inmunológico.
- Al sentir temor o experimentar dificultades, conversar con alguien de confianza.