Nuestras abuelas –y antepasados/as en general- se referían frecuentemente a una cantidad importante de riesgos cotidianos y utilizaban la expresión popular: ¡Es mejor prevenir, que lamentar! Esta es la base para la adopción posterior del Principio de precaución, sin lugar a duda alguna. En la medida que los seres humanos con el quehacer diario rompemos la armonía del planeta Tierra, vienen apareciendo ante nuestros ojos los escenarios de riesgo que casi siempre derivan en desastres. Estos eventos cada vez son más recurrentes, y golpean con mayor severidad a grupos de población en condiciones de mayor vulnerabilidad, las estadísticas globales así lo registran.
Justamente, para hacer la invitación a la reflexión y búsqueda de propuestas que permitan contribuir al proceso de deconstrucción social del riesgo, el Sistema de Naciones Unidas adoptó el Día Internacional para la Reducción de Riesgo a Desastres: 13 de octubre de cada año. El propósito es contribuir para que los gobiernos tomen conciencia y adopten las medidas necesarias para la reducción de los riesgos. En el mismo orden, que las personas, la ciudadanía, para que tomen medidas encaminadas a minimizar estos riesgos, como su prevención y mitigación, e incluyan actividades de preparación.
Durante esta oportunidad, dedicaremos nuestro mejor empeño a la denominada edición del año 2019 que continúa como una parte de la campaña Sendai Seven. Ésta está enfocada en los siete objetivos del Marco de Sendai para la RRD. Es así que este año se orientará en la meta D del Marco de Sendai: Reducir considerablemente los daños causados por los desastres en las infraestructuras vitales y la interrupción de los servicios básicos, como las instalaciones de salud y educativas, incluso desarrollando su resiliencia para 2030. El tema esencial para esfuerzo durante el año 2019 es: Reducir el daño por desastre a la infraestructura crítica y la interrupción de los servicios básicos. Debe haber preocupación con relación a brindar líneas vitales seguras.
Sobre la base de la consideración de los altos índices de muertes que se registran anualmente, especialmente derivadas del desarrollo de terremotos y tsunami, ese debe otorgar prioridad para asegurar que las escuelas y los hospitales –entre otra infraestructura- sean construidas conforme normas y parámetros que brinden seguridad y durabilidad. Ello pasa porque se cumplan las normas de| planificación de ubicación y peligro y los códigos de construcción. Otras áreas de infraestructura crítica que ayudan a lograr otros objetivos del Marco de Sendai incluyen servicios y servicios que pueden salvar vidas, como el suministro de alimentos y agua, energía, telecomunicaciones y transporte, es decir, que haya líneas vitales seguras.
Resulta obvio, cotidianamente se debe trabajar en el cumplimiento de las Normas de construcción –entre otros compromisos- para asegurar líneas vitales que funcionen no solamente ante de la evolución del pre – desastres, sino posteriormente. Sigue siendo válido el Principio de precaución, así evitaremos también las lamentaciones.