El 31 de marzo de 1931
Un martes santo, a las 10:23 de la mañana, del 31 de marzo de 1931 –hace 89 años- un terremoto sacudió violentamente la ciudad de Managua, y la destruyó. Ésta era como un pueblo grande para la época. Se estima una población de sesenta (60,0) mil habitantes. Entre un mil doscientas (1,200) y un mil quinientas (1,500) personas perdieron la vida. El número de heridos/as es cerca de dos mil (2,0) personas. La literatura registra aproximadamente unos cuarenta y cinco mil (45,0) damnificados., el 75.0 de la población
Se registra que eran unas seis mil (6,000) plantas físicas entre edificios y viviendas. De las cuales, unas quinientas (500) ofrecían condiciones para ser objeto de reparación. Se afirma que se repararon un poco más, pero en abierta violación a las recomendaciones, condición que permitió el colapso de éstas en diciembre de 1972.
El epicentro fue localizado muy cercanamente a la estatua conocida como Montoya. Se activó la falla geológica denominada Estadio. La magnitud fue de 5.8 grados, escala de Richter, de la era moderna para la medición de estos eventos. En los documentos que se refieren a este evento registran también que la magnitud fue de 6,0 grados en la escala de Richter. La profundidad fue a 5,0 kilómetros, fue somero. Como evento inducido se registra el desarrollo de incendios generalizados, pero más focalizados en veinte (20) manzanas que fueron arrasadas por el fuego. Entonces, en aquellos días la población nicaragüense no tenía acceso a la información necesaria, esencial, para lograr convivir con este escenario de riesgo.
La actividad sísmica de Nicaragua está asociada a la ubicación geográfica del país. La placa Cocos –denominada también Del Coco- es convergente con la placa Caribe debido al movimiento de la primera con relación a segunda con una tasa de ocho (8) centímetros –aproximadamente- durante un año. Durante la última época resulta familiar escuchar, o leer en los diarios, que el personal especialista ofrece información que registra con precisión la magnitud, profundidad, epicentro, de un sismo. En ocasiones se refieren a ese contacto o fricción de las dos placas que dan origen a un sismo. Pero, hace unos ochenta (80;0) años no se tenía acceso a la información.
La literatura ofrece información relacionada a la actividad sismo – generadora para la comprensión de este evento en Nicaragua. Se reconocen tres fuentes (3) principales: en primer lugar, el proceso de subducción que es la génesis de cerca del 70.0% de esta actividad; en segundo lugar, la cadena volcánica que contribuye con cerca del 20.0% de la sismicidad; y, tercero, el fallamiento geológico superficial –particularmente para la ciudad de Managua- que origina hasta un 10:0 de la actividad sísmica. Es evidente, Nicaragua es un país expuesto a la actividad sísmica (evento principal), pero también a los eventos inducidos.
Se afirma que una cantidad importante de viviendas y edificios públicos construidos con taquezal –propio de la época y asociado a las condiciones socio – económicas- lograron resistir y quedaron en pie después del sismo del 31 de marzo de 1931. Fueron reparados. Sin embargo, éstos colapsaron 41 años, 8 meses y 22 días después. Otro terremoto destruyó nuevamente la ciudad de Managua. Se repitió el desarrollo de incendios generalizados como evento inducido.
Ahora -89 años después del 31 de marzo de 1931- el país ha reconocido que es altamente sísmico. Ha logrado ir incorporando en la vida ciudadana la esencia del escenario de este riesgo para lograr convivir con él. Cada día se realizan múltiples esfuerzos orientados a la adopción del enfoque de gestión de riesgo y con la mirada y el corazón a favor del desarrollo de Nicaragua.
Las fotografías publicadas con esta nota son de La Estrella de Nicaragua –así se registra-, y circulan libremente a través de internet.