El 22 de abril es un día dedicado mundialmente a la Madre Tierra. Seguramente se organizarán eventos de diferentes tipos: foros, sesiones educativas, programas de televisión y radio, notas de prensa, ferias, reflexiones, ayunos, marchas, etc. En fin, una cantidad importante de actividades para tener presente bajo qué condiciones se encuentra La Tierra. Aparentemente este día es para que nos acordemos anualmente de ella. Aunque cotidianamente frente a nuestros ojos se llevan a cabo actividades depredadoras.
Llegamos a este 22 de abril de 2017 con un planeta Tierra en condiciones deplorables, y millones de personas expuestas dramáticamente ante los efectos adversos de los escenarios de riesgo que desarrolla la implementación de un modelo económico que en esencia es extractivo. Por ejemplo, el gran capital sigue con su labor depredadora y desarrollando actividades económicas que son generadoras de escenarios de riesgo. Por ejemplo, Nicaragua anualmente “pierde” cobertura boscosa según estimaciones de entre 70.0 y 75.0 hectáreas.
Es así que en los últimos meses se ha reconocido públicamente –por ejemplo- el incremento de la temperatura promedio global en un poco más de 1.2 grados Celsius con relación a la temperatura del año 1972. Esta modificación implica el desarrollo de eventos generadores de escenarios de riesgo: incremento del nivel medio del mar, pérdida de cuerpos de agua congelada por descongelamiento, afectaciones en casi todas las actividades económicas (agricultura, ganadería, producción de alimentos, etc.), erosión de los suelos, pérdida de capacidad de producción, afectaciones a la salud humana, y de otros seres vivos.
En estos días también se comenta cómo nos están afectando los fenómenos climáticos que se desarrollan ahora exacerbados. Por su parte, los líderes y lideresas de las cuarenta (40) economías desarrolladas no terminan de asumir su responsabilidad, y bajo subterfugios pretenden seguir ocultando todos los escenarios de riesgo que se derivan de los efectos adversos del cambio climático. Debemos reconocer que este 22 de abril presenta a un planeta Tierra al borde del despeñadero. Estas condiciones imponen la necesidad urgente de multiplicar nuestros esfuerzos, vigores, propuestas, para evitar mayores daños.
