La Mesa Nacional para la Gestión de Riesgo (MNGR) inició un proceso: amplio, constructivo, crítico, inclusivo, abierto, enfocado, que permita la identificación de derroteros nuevos para seguir aportando a Nicaragua, la región, y en la agenda global. El pasado martes 09 de septiembre de 2014 se llevó a cabo una primera sesión de trabajo. Iniciando así una jornada que permitiría la identificación de áreas de interés para esta plataforma.
Justamente, la reflexión, análisis, ejercicio, debe ser para seguir buscando pistas enfocados/as en el Derecho a la sobrevivencia hacia el año 2020, y siguientes. Se pretende adoptar colegiadamente una agenda de trabajo de la MNGR bajo paradigmas esenciales para el horizonte de mediano plazo entre los años 2015 y 2020, pero también para los siguientes. En hora buena para la Mesa y el país.
Se debe tener presente que la MNGR es un espacio amplio e inclusivo integrado por diferentes expresiones de organización de la sociedad civil. Esta plataforma reconoce que Centroamérica es una región geográfica con condiciones elevadas de vulnerabilidad. En consecuencia, Nicaragua es parte de esta realidad compleja, y con tendencia creciente en los escenarios de riesgo. Sobre esta base ha adoptado el enfoque de trabajo bajo la gestión de riesgo a desastres. Sobre esta base hace un alto en el camino e intenta la identificación de otros intereses de trabajo en un horizonte hacia el año 2020.
Durante los últimos años de trabajo de la MNGR es más evidente que los desastres derivados de las perturbaciones climáticas tienen una incidencia severa y directa sobre las posibilidades de desarrollo de la región centroamericana. Las cifras de los daños y las pérdidas presentan una tendencia creciente. Cada año el balance de los desafíos para el desarrollo por país es deficitario. Los sueños y realidades de crecer sostenidamente están asociados -entre otros aspectos- al reto de lograr un nuevo régimen climático. Pero también las banderas de lucha a favor del Derecho a la sobrevivencia son cada vez más lejanas. En consecuencia, la tarea de deconstrucción social del riesgo constituye un desafío con carácter de prioridad.
Para los grupos de población más expuestos -es decir, para quienes están en la primera línea de los efectos adversos de los desastres- el escenario resulta más complejo, ¡no hay una salida decente! Esta situación obliga a la dedicación de más y mejores energías, debemos alzar más aún la voz, y las banderas. Por ejemplo, durante los primeros seis meses del año 2014, Nicaragua ha tenido que convivir con el desarrollo de diferentes eventos que han incidido en la vida nacional entre los que se destacan: marejadas, incendios forestales, terremotos, actividad sísmica intensa, temperaturas elevadas, erupciones volcánicas, déficit de humedad, efectos del fenómeno climático El Niño, tormentas eléctricas, episodios de salud, etc. La exacerbación de las amenazas ofrece un escenario complejo en Nicaragua.
Así mismo, se tiene presente que el año 2015 ofrece un punto de inflexión para la agenda global extensa, y que la MNGR gradualmente viene adoptando. Entre otros desafíos que se deben tener presente, y que se destacan, se han indicado los siguientes:
1. Necesariamente se debe hacer el balance crítico desde las expresiones de organización de la sociedad civil derivado de la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y las Metas del Milenio. ¿Cuánto se hizo para la superación de las inequidades derivadas de un modelo económico que diario lesiona la vida del planeta tierra? ¿En qué punto de nuestras vidas estamos actualmente?. ¿De qué modelo de desarrollo estamos hablando?
2. La necesidad impostergable de seguir trabajando y enfocados/as en materia de reducción de riesgo a desastres, particularmente por la tendencia creciente de los desastres asociados a las perturbaciones climáticas. La obligación de un segundo período bajo las prioridades establecidas en el Marco de Acción de Hyogo (MAH), pero ahora a través del instrumento denominado provisionalmente como Marco para la reducción de riesgo a desastres posterior al año 2015.
3. La urgencia -y con carácter de prioridad- para la adopción global de un nuevo régimen climático legalmente vinculante. Los países altamente desarrollados deben asumir la responsabilidad de los daños causados planetariamente. El planeta tierra no debería seguir por el despeñadero de un modelo de producción depredador, voraz.
4. El trabajo firme y duradero a favor de un modelo de desarrollo de la agenda post-2015 en materia de desarrollo sostenible. Este es un asunto de vital importancia, no debe seguir bajo la retórica que ha prevalecido hasta la fecha presente. Así mismo, no debe ser una Declaración más bajo la sombra del Sistema de Naciones Unidas, ésta debe derivar en recursos y acciones concretas.
La MNGR seguirá trabajando en la búsqueda de las pistas que permitan la aportación para la deconstrucción social de los escenarios de riesgo. Cabe destacar que durante el desarrollo de este primer ejercicio se ha logrado la identificación de intereses de trabajo que apuntan hacia el año 2020, y siguientes.