Es evidente el paso inclemente de la pandemia del COVID 19. Durante los días últimos –hasta el domingo 31 de mayo de 2020- en puntos diferentes de la geografía nacional se conoce de casos asociados a la enfermedad. Personas que conocimos directamente, o bien terceras conforme referencia, quienes no conocimos, han perecido en el intento por la sobrevivencia. Diariamente se recibe la noticia: ayer, anoche, hoy por la madrugada, falleció en un hospital, o su casa, y ya fue sepultado/a. Quien comparte la información derrama lágrimas silenciosas. Inclusive, allá donde vive uno, el escenario es de desolación, rostros serenos, serios.
Por las características que se observa en el escenario local, y un poco más allá, se afirma que estamos viviendo bajo las condiciones de un contagio sostenido. Personas que conocemos han elaborado listas de acuerdo a su oficio, ocupación, desempeño. Se conoce con nombre y apellidos, oficio o profesión, si se ha contagiado, y se lleva un registro de quienes han fallecido. La preocupación es profunda, el intercambio de información deja en evidencia una cuota alta de incertidumbre ante la evolución rápida, severa, letal, de la enfermedad.
Ante este escenario dramático, de desolación y temor, me han preguntado: ¿Perdimos definitivamente ante el paso de esta enfermedad? He respondido, ¡no! Agregando: todavía sobrevivimos, y tenemos consecuentemente una responsabilidad ciudadana. Ahora con mayor fuerza y vigor debemos seguir dedicando esfuerzos que coadyuven a la elevación de la barrera para la contención de la pandemia del COVID 19. Por supuesto debe ser un planteamiento más profundo, con mayor seriedad y severidad. Debemos evitar el paso a un nivel superior de la pandemia. Ese escenario es grave para cualquier país. El objetivo –por ahora- es la contención del contagio sostenido. Es difícil, pero se puede.
Entonces, seguimos haciendo referencia a la necesidad de un aislamiento social extremo, riguroso, sólido. Se afirma, y con justa razón, que una de las mejores vacunas para hacer frente a la pandemia es el aislamiento social. Esta es una medida de autorregulación, la puede adoptar cada persona, no se requiere de permiso. Cuando afirmamos que se puede seguir aportando a la elevación de la barrera de la barrera para la contención, debemos tener presente que todavía se puede aportar positivamente. Por eso es esencial la adopción del aislamiento social extremo, es para la sobrevivencia.