El 22 de diciembre de 1989 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) adopta la Resolución 24/236. Mediante ésta se “decide designar el segundo miércoles de octubre como Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, que la comunidad internacional observará todos los años durante el Decenio de manera acorde con sus objetivos y metas”. Así el Sistema de Naciones Unidas reconoce la necesidad de trabajar a favor de la reducción de las condiciones y escenarios que derivan en desastres.
La ONU mediante la Resolución 54/219, 87a. sesión plenaria del 22 de diciembre de 1999, adopta el Decenio internacional para la reducción de los desastres naturales: nuevas disposiciones. Es un paso global más en la dirección de ubicar en la agenda de los y las decisores/as la necesidad de trabajo a favor de los escenarios que están derivando en desastres, y otorgar prioridad al desarrollo de las naciones.
Más adelante, el 21 de diciembre de 2001 nuevamente con la adopción de la Resolución 56/195 “decide seguir observando anualmente -el segundo miércoles de octubre– el Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales. El interés es la promoción de una cultura mundial para la reducción de los desastres que anualmente afectan dramáticamente la vida de millones de personas. En consecuencia, se debe trabajar en la educación sobre la base de un enfoque que comprenda: la prevención, la mitigación y la preparación ante los escenarios de riesgo.
En este mismo orden, el 21 de diciembre de 2009 se adopta la Resolución 64/200. Mediante ésta se “decide designar el 13 de octubre como fecha para conmemorar el Día Internacional para la Reducción de los Desastres“.1 Está presente en la agenda global la prioridad de trabajo para la reducción de las condiciones y escenarios que generan los desastres.
El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de la ONU, mediante la Resolución 70/204 adopta la Estrategia Internacional de las Naciones Unidas para la reducción de los desastres. En ésta se Reitera que alienta encarecidamente a lograr coordinación y coherencia efectivas, así como la necesidad de que exista esa coordinación y coherencia, según proceda, entre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Agenda de Acción de Addis Abeba de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, el Marco de Sendai, y las negociaciones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, respetando al mismo tiempo sus respectivos mandatos, a fin de crear sinergias y resiliencia y lograr el objetivo mundial de erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema;
Bajo escenarios de riesgo ahora cada vez más complejos arribamos al Día internacional para la reducción de los desastres. La comunidad internacional hace esfuerzos importantes, pero son insuficientes con relación a los eventos que derivan en desastres. Cada año millones de personas sufren las consecuencias de la evolución de fenómenos que ocasionan daños. El gran desafío es orientar la mirada hacia las tareas que impone la necesidad de trabajar en los procesos de deconstrucción social del riesgo.