La MNGR presenta propuesta de acciones para hacer frente al escenario derivado del déficit de humedad que vive en Nicaragua, y la región centroamericana. Durante un conversatorio -que se llevó a cabo el jueves 14 de agosto de 2014- con periodistas nacionales se intercambió ideas acerca de los diferentes escenarios de crisis climática que es parte de la realidad nacional. Esta situación se ve exacerbada también por la evolución del fenómeno El Niño.
Una de las lecciones subyacentes que está dejando el escenario de la presente crisis climática que vive Nicaragua es la necesidad urgente de adopción de un Plan integral para la gestión de sequía. Se debe recordar que ésta se deriva de varios eventos asociados a los efectos adversos del cambio climático.
Estamos hablando de un fenómeno climático que para el caso de Nicaragua se caracteriza por: el déficit de las lluvias de acuerdo al registro histórico del país y para el mismo período. Así mismo, déficit de las lluvias a lo largo de la línea costera del Pacífico y hacia el centro del país. Un régimen de lluvias similar al registro histórico en la Costa Caribe. Inundaciones en diferentes áreas. Lluvias intensas y luego períodos largos sin que caiga agua. Un régimen de lluvias con una distribución no apropiada para la agricultura.
El fenómeno climático es recurrente. La comunidad científica ha alertado acerca de períodos cortos para que se presente nuevamente, y que deben ser considerados para la gestión de riesgo a sequía. Algo muy importante es un fenómeno climático que constituye parte integrante del sistema climático global. Entonces, es urgente la adopción de un Plan integral ante sequía sobre la base de: el principio de la inclusión que coadyuve a la posibilidad para que los diferentes sectores de la nación -academia, productores/as, autoridades del sector, científicos, comunitarios/as, etc.- aporten a la búsqueda de las mejores propuestas y la mitigación de los efectos adversos.
La atención a la emergencia ante el déficit de humedad es una medida necesaria, pero eventual. Debemos trabajar en la adopción de un Plan que considere:
1. El aseguramiento del acceso a agua para consumo humano, y particularmente agua potable. Medidas para aproximadamente unos 5,500 acueductos rurales administrados por comunitarios/as y que suministran agua para consumo humano a un millón de personas.
Esta es una prioridad que tiene como base jurídica la Ley No 620 – General de Aguas Nacionales. En el artículo número 66 dicta:
Las aguas utilizadas para consumo humano tienen la más elevada e indeclinable prioridad para el Estado nicaragüense, no pudiendo estar supeditada ni condicionada a cualquier otro uso.
Se debe tener cuidado con relación al uso de agua. Por ejemplo, la respuesta para salvar el ganado no debe ser en detrimento de la vida de los seres humanos.
2. Las pérdidas en los medios de vida; semillas, insumos para la recuperación.
Debemos evitar la pérdida del material genético de Nicaragua. Definitivamente se debe fomentar, conservar, trabajar, incentivar, producir, semillas criollas y acriolladas, además que puedan dar respuesta a diferentes escenarios climáticos. Este es una respuesta contundente a la crisis climática.
Una tarea importante a la que debemos otorgar prioridad es evitar la presencia de transgénicos en el territorio nacional. Demandamos la irrestricta aplicación de la Ley No 705 – Ley sobre prevención de riesgos provenientes de organismos vivos modificados a través de biotecnología molecular. ¡No a los transgénicos en Nicaragua!
3. Afectaciones a la economía familiar de las familias campesinas. Se deben desarrollar acciones que coadyuven a la recuperación de la economía de la familia afectada.
4. Medidas para agricultores/as / los/as pequeños/as y medianos/as asociados/as a la producción de: frijol, maíz, sorgo y perecederos.
5. Medidas para agricultores/as / grandes asociados/as a la producción de arroz y productos para la exportación.
6. Medidas para ganaderos/as.
El país necesariamente debe orientar sus capacidades desde el enfoque de gestión de riesgo a eventos como la sequía y la presencia recurrente del fenómeno climático El Niño.
En consecuencia, Nicaragua necesita urgentemente la adopción de un Plan integral de desarrollo que esté asociado y bajo el enfoque de gestión de riesgo a desastres. El déficit de humedad es apenas una de las amenazas con la que debemos convivir cotidianamente. Debemos trabajar consistentemente en el proceso de la deconstrucción social del riesgo, es nuestra obligación.