El martes 12 de enero de 2010, a las 16:53:09 hora local, (21:53:09 UTC), un terremoto sacudió y afectó dramáticamente a Haití. Según información brindada por el Servicio Geológico de Estados Unidos, el sismo habría tenido una magnitud de 7.0 grados, con epicentro a 15 kms. de Puerto Principe, capital de Haití. También se registró la profundidad a 10.0 kms. Posteriormente se generaron una serie de réplicas, entre las que se destacan eventos de 5.9, 5.5 y 5.1 grados. El evento de acuerdo al registro histórico ha sido el más fuerte que se ha desarrollado en la zona desde el año 1770. Éste fue perceptible en algunos países cercanos: República Dominicana, Cuba y Jamaica. El terremoto ha sido calificado como el mayor evento de esta naturaleza registrado durante los últimos doscientos años en Haití.
Cabe destacar que La isla La Española, que comparten Haití y República Dominicana se caracteriza por ser sismológicamente activa. La historia de la actividad sísmica registra que se han desarrollado terremotos significativos y devastadores. Una revisión de la literatura actual disponible señala, entre otros eventos, los siguientes:
El 18 de octubre de 1751: un sismo afectó a Puerto Principe, pero ningún edificio registró daños.
El 3 de junio de 1770: nuevamente un sismo sacudió a Puerto Principe. La ciudad entera cedió ante la magnitud del fenómeno.
El 7 de mayo de 1842: La ciudad de Cabo Haitiano -y otras ubicadas al norte de Haití y la República Dominicana- fueron destruidas por un terremoto.
En 1887 y 1904: Se registra que se produjeron dos terremotos. Nuevamente los sismos tuvieron epicentro en la zona norte de La Española. Uno por cada año, y con daños muy importantes.
En 1946: Se registra el desarrollo de un terremoto con magnitud de 8.0 grados. El epicentro se ubica en República Dominicana, pero afectó a Haití. Se debe destacar que como evento inducido se generó un tsunami que ocasionó la muerte a 1790 personas.
En 1992: Un estudio relacionado con la actividad de gestión de terremotos realizado por los especialistas C. DeMets y M. Wiggins-Grandison ofrece algunas conclusión que evidencian la posibilidad que la denominada falla de Enriquillo pudiera estar al final de su ciclo sísmico. También ofrece información sobre un escenario sísmico pesimista. Indicaba que en el peor de los casos pudiera originar un terremoto de magnitud 7,2 grados, muy similar en magnitud a un terremoto de 1692, en Jamaica.
Es importante señalar que la denominada falla Enriquillo se extiende de este a oeste. El estudio de C. DeMets y M. Wiggins-Grandison ofrecía un pronóstico sobre la probabilidad de la activación de esta falla. En cambio, el examen posterior a enero de 2010 indica que una parte del terreno en Haití se fracturó hacia arriba y hacia el sur, al norte de la Enriquillo. Esta información nueva ofrecía el indicio de la existencia de otra falla, y que origino el terremoto del 12 de enero de 2010. Se estaba ante un escenario sísmico nuevo en La Martinica.
Posterior al 12 de enero de 2010, se ha reconocido que los efectos causados por el terremoto fueron devastadores, dramáticos. Haití es el país más pobre del continente americano. Resulta apropiado afirmar que ha sido empobrecido. Resultado del impacto del terremoto se estima que fallecieron 316.000 personas. Aproximadamente unas 350.000 personas fueron afectadas por: heridas, fracturas y golpes. Un poco más de 1,5 millones de personas perdieron sus hogares. En síntesis, éste es uno de los terremotos más devastadores y catastróficos que registra la historia.
Cinco años después del impacto de este terremoto devastador, el escenario de riesgo sísmico continúa representando un desafío para el pueblo haitiano. La amenaza está latente. Las fallas geológicas constituyen una realidad que no se puede obviar. Los niveles de preparación ante el escenario crítico de riesgo sísmico probablemente van a una velocidad que no se corresponde con la evolución de la amenaza. Es un escenario crítico sísmico muy complejo.
El terremoto del 12 de enero de 2010, en Haití, nos dejó múltiples lecciones para la gestión de riesgo a desastres. Sin lugar a dudas, constituyen elementos esenciales para el proceso de deconstrucción social del riesgo sísmico. La obligación urgente es hacer la lectura correcta y apropiada de las lecciones que subyacen en el escenario haitiano. Teniendo presente a las miles de personas que perdieron la vida durante el terremoto –y quienes la perdieron posteriormente también- debemos acelerar el paso para mejorar la gestión de riesgo ante eventos sísmicos.