Una de las preguntas esenciales es: ¿Cómo es el desarrollo de la vida cotidiana para diferentes ámbitos en tiempos del COVID 19? Alguien comentaba: existe preocupación, temor, incertidumbre, pero responsabilidad. Han expresado: debemos seguir viviendo, pero con las medidas necesarias para que no nos afecte el COVID 19. Gradualmente ha habido comprensión que la autorregulación es una medida necesaria para evitar el contagio. Nos llegó una enfermedad que no conocíamos, pero rápido buscamos la información esencial para hacer frente.
Poco a poco, pero acelerado ha sido el aprendizaje para la gestión del escenario crítico de riesgo ante el paso del COVID 19. Esta es una tarea diaria y de veinticuatro (24) horas. Durante las últimas horas ha circulado información que registra varios casos de la enfermedad. Se comenta acerca del número de fallecidos. En el ambiente hay una dosis alta de preocupación, incertidumbre, inquietud. Esta situación demanda de solidaridad, de calor comunitario, de comprensión entre vecinos/as, más disciplina. Pero, en el escenario están presente otras amenazas, complicaciones y complejidad. Esta situación demanda de nuestra mejor capacidad de gestión.
Se está insistiendo acerca de la recomendación -con muchísima fuerza, y apelando a la comprensión- que aseguremos el cumplimiento de la medida básica y esencial del distanciamiento social. Pero también que se adopte con urgencia el aislamiento social voluntario. Todo hace indicar que la pandemia del COVID 19 golpea con severidad, y se pueden adquirir niveles de contagio más elevados. En consecuencia, debemos tener muchísimo cuidado para que cada uno de nosotros/as sea participante activo en la construcción de la barrera de contención del contagio. La responsabilidad ciudadana es inherente a la vida de cada persona productora de salud.
Debemos avanzar también en la identificación de los escenarios críticos de riesgo que se derivan de la pandemia del COVID 19, y tener precisión con las oportunidades. Por ejemplo, hay advertencia acerca de un incremento en los niveles de personas expuestas a los estragos del hambre y la hambruna. En el caso particular de Nicaragua, y la región, estamos ante el inicio del invierno 2020. Una parte importante de la reflexión y búsqueda de soluciones es con relación a la decisión de trabajo desde el sector agropecuario, y asegurar los productos de la dieta diaria. Sin lugar a dudas, está a prueba la fortaleza del país.