Managua, ciudad capital de Nicaragua presenta un escenario complicado con relación a la actividad sísmica, sin descartar otras amenazas. La ciudad está asentada en un área con una cantidad importante de fallas geológicas. El martes santo -31 de marzo de 1931- Managua fue sacudida por un sismo de 5.8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter. El epicentro fue registrado en las cercanías donde actualmente se ubica el estadio nacional de beisbol y el monumento Montoya. Entonces, ésta era relativamente pequeña, pero el evento telúrico devastó la ciudad.
Posteriormente. un segundo episodio de esta naturaleza se repetiría en la historia de Managua. El 23 de diciembre de 1972 un sismo de 6.2 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, con epicentro en el Lago de Managua, al norte de la Planta Managua, devastó la ciudad. No cabe duda alguna que la memoria de la ciudad debe ser estudiada como parte del ejercicio de preparación ante las posibilidades de desastres. Allí están las lecciones aprendidas, y no aprendidas, y en consecuencia una parte de lo que se debería superar para convivir cotidianamente con el riesgo, ese es uno de los desafíos actuales.
El evento sísmico de 1931 rápidamente fue asociado a la costumbre propia de semana santa. Durante años se brindó la explicación que lo ocurrido era un castigo divino, por el mal comportamiento de sus habitantes, pero Dios es amor. Y el de 1972 fue asociado a lo que se hace en ocasión de las fiestas de noche buena, en ninguno de los casos se estaba preparado/a para actuar ante el desastre. ¿Ahora estaremos preparados/as ante un evento súbito? Por ejemplo, los ejercicios de preparación de estos días no están considerando los denominados eventos inducidos: los incendios generalizados después de los sismos de 1931 y de 1972.
Debemos reconocer que el país ha avanzado en materia de preparación. Cada año en escuelas, centro de educación secundaria y terciaria -entre otros centros que concentran a grupos de población- se llevan a cabo ejercicios de simulacro ante un eventual sismo. Por ejemplo, niñas y niñas han escuchado hablar y analizado qué hacer ante un sismo. Pero, la actividad sísmica durante el mes de marzo de 2014 ofrece evidencia de la necesidad de trabajar sobre la base de los escenarios pre – desastres.
En la búsqueda de las huellas del país nos encontramos que en el año 1610 la ciudad de León Viejo fue abandonada. Es considerada como la primera capital de Nicaragua. Una erupción volcánica obligó a la búsqueda de un sitio nuevo para el asentamiento de la población. Ésta se desplazó en dirección este hacia el oeste. Había sido fundada por el colonizador Francisco Hernández de Córdoba, entre finales de 1524 e inicio de 1525, junto al poblado indígena de Imabite. Ahora pertenece al municipio de La Paz Centro. Se localiza en el costado nor – oeste del Lago de Managua, y cerca del volcán Momotombo. En el año 1967 se inició un proceso de recuperación arqueológica de lo que se conoce como las ruinas de León Viejo.
No cabe duda que Nicaragua a avanzado en la materia, pero se debería adoptar y profundizar rápidamente en la deconstrucción social del riesgo. Para ello es necesario trabajar bajo en enfoque de gestión de riesgo a desastres.