El Encanto: Una Historia de Resiliencia y amor por la Naturaleza
Teresa Izaguirre y Glendys Hernandez, nos comparten su experiencia exitosa en la Parcela “El Encanto”, ubicada en los Milagros, Jinotega, Nicaragua. Ellas participan con grupos de mujeres de la comunidad para comercializar sus productos e intercambiar experiencias.
En este pequeño rincón de tierra, ellas han creado un hermoso oasis de vida y trabajo. En medio de la naturaleza, han encontrado la resiliencia y el amor por el medio ambiente. Izaguirre y Hernandez, nos relatan que poseen una variedad de árboles frutales, desde mangos jugosos hasta naranjas dulces, pasando por zapotes reales. “En mi rincón de la finca, también cultivó ramadas llenas de granadillas, maracuyás y chayotes. No puedo olvidar mencionar el majestuoso plátano y sus 33 variedades diferentes. Estas plantas no solo nos proporcionan alimento para nuestras familias, sino que también generamos ingresos vendiendo los excedentes”
El camino hasta aquí no ha sido fácil. Los desafíos climáticos, como huracanes y sequías, han destruido nuestras cosechas en el pasado. Pero gracias a la Unión de cooperativas, como las Brumas y la Mesa Nacional para la Gestión de Riesgo (MNGR), pudimos recuperarnos y reconstruir lo que se perdió. Ahora, en nuestras parcelas diversificadas, cultivamos una amplia variedad de plantas para consumo propio y para la venta, añadió Izaguirre.
En la comunidad, se organizan para crear abonos orgánicos que permiten cultivar de manera sostenible, sin dañar nuestra salud ni el medio ambiente. Utilizando cáscaras de huevo, guásimo, olote y paja de frijol para producir materia orgánica que nutre los cultivos y brinda cosechas abundantes.
Pero la labor va más allá de la propia parcela. También se enfocan en criar animales para diversificar la alimentación. Comenzaron con 10 gallinas y un gallo, y poco a poco fueron aumentando la producción. Recolectaron los huevos, seleccionaron algunos para la reproducción y vendieron el resto. A través de la cooperativa, compartieron sus conocimientos con la comunidad y motivaron a otros a unirse y trabajar por sus propias parcelas.
Nuestro deseo es que más personas en la comunidad se sientan inspiradas a trabajar la tierra y a tener su propio espacio como el nuestro. Queremos que vean el potencial y las oportunidades que existen al cultivar la tierra y contribuir a su propio sustento. Además, mediante el intercambio con otras cooperativas, enriquecemos nuestras parcelas, aprendiendo de las experiencias de los demás y compartiendo nuestras propias enseñanzas
Con el tiempo, Teresa y Glendys, visualizan una parcela aún más hermosa, llena de diversas plantas y cultivos, siguiendo adelante, superando obstáculos y luchando por un futuro próspero.