MNGR – Nicaragua

Lección aprendida

Antes del período para el inicio de la vacación creció un rumor bastante fuerte. Se especuló con relación a una supuesta decisión para no hacer anuncio oficial de una medida compulsiva que obligara a la restricción de la movilidad humana durante el período de vacación. No se anunciaba la medida supuesta –se afirmaba- para tener la posibilidad de llenar las playas de bañistas. Las fotografías que han circulado durante estos días registran que grupos reducidos fueron a las playas. La mayoría se quedó en casa.

Pero el desarrollo de la vida cotidiana dice lo contrario. El país ofrece una cantidad muy importante de experiencias, acciones, actividades desarrolladas por la población y diferentes instituciones de la sociedad para ir aportando a la construcción del “muro” de contención de la pandemia. Por donde se desplaza uno, fácilmente encontrará esas muestras de adopción de las medidas sobre la base de la autorregulación.

Desde los bancos se adoptaron medidas que hace unos días atrás eran impensable. Ahora han señalizado el piso para coadyuvan al distanciamiento social. Uno entra al local y le brindan gel para las manos, y una persona controlo la temperatura. La iglesia a través de denominaciones diferentes ofreció sus servicios religiosos a través del mundo virtual.  Un transportista que brinda servicio intermunicipal instaló en el techo del autobús un tanque de agua y agregó la llave de pase para ofrecer el agua que permitía el lavado de mano a las personas usuarias del servicio. La lista que registra las medidas de autorregulación adoptadas es enorme.

 

La contención de la pandemia del COVID 19 pasa necesariamente por la participación comunitaria. Las sugerencias para contribuir desde la decisión personal, familiar y comunitaria, han sido adoptadas por la población. Se puede observar en los ámbitos diferentes de la sociedad la preocupación, calma, sosiego, pero con responsabilidad ante el riesgo del contagio.

Rápidamente y con seriedad del caso se aprendió que el contagio es entre una persona (con la enfermedad) y otra (sana). Entonces, funciona la fórmula simple, sencilla, en la medida que hay una reducción de la movilidad humana, entonces el contagio es menor. Pero, además. Si la decisión está asociada a la responsabilidad ciudadana, también se puede aportar a la contención.  Por lo observado durante estos días se puede afirmar que se logró un paso muy importante: un segmento importante de la población ha aprendido la lección. No obstante, debemos continuar con la labor de educación.

Fotografías cortesía de Roberto Blanco, Universidad Evangélica Nicaragüense (UENIC), sede Nagarote.

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